Por Alpha S.
Una premisa incansable en el trabajo de entender la precariedad como un recurso, mantiene relación con la idea del Sur. El Sur asignado a un territorio en desmedro, siempre en tercer lugar luego del Norte y el Este. Un Sur saqueado de recursos que ahora sostienen y sirven para construir y cimentar una opulencia que luego el mismo sur debe idolatrar y tratar de imitar desde una precariedad impuesta con violencia. Un círculo vicioso. Un loop vicioso.
Hay ritmos y melodías que recuerdan y construyen lo que habitamos como Sur. El Sur acá. Sudaca. Suraca. El sur nuestro, un mundo entero cuando se le vive, con sus propios Nortes, Estes, Sures y Oestes, cuando es visto desde “allá arriba”, siempre es un mundo tercero.
Ahora, desde el territorio Sur hemos re-construido y re-descubierto un espacio para que ritmos y melodías puedan traducir la historia personal y la del colectivo de a momentos en la pista de baile. Tensiones de ritmo y sonido que apuntan a facilitar un encuentro con lo corporal y el movimiento desde una libertad y apertura que permita no solo caer en el loop y trance, sino también reconocer ahí una manera y forma original y originaria de lo que habitamos como territorio, desde y en el territorio mismo.
En esta serie de trabajos expongo retazos de una geografía personal que rompe con ciertas hegemonías políticas y económicas, traducidas a ritmos y formas de comunicación musical, ya que hay tradiciones que son necesarias transformar o deformar.
Por lo mismo, toda la rítmica principal que construye “Surakismos” tiene directa relación con un territorio, no siempre geográfico, pero que necesariamente habita en el cono Sur, en lo Suramericano que, por lo general, es utilizado como línea percusiva y decorativa en la música electrónica a modo de representar lo que desde el primer mundo se entiende como “Latino”. En lo personal, esa manera me genera incomodidad con mi identidad y hace que cuestione lo que entiendo de mi propio territorio, al ser impuesta la visión foránea de lo local versus la visión local de lo local. Así, nos vemos obligados, consciente o inconscientemente a definirnos desde la mirada hegemónica que se nos inculcan de nosotros mismos.
La invitación ahora es mirarnos desde nuestro lugar y autodefinirnos, sin ignorar las influencias foráneas, pero considerándolas como eso: influencias y no referentes directos ni pilares fundacionales.
Fotos por @piensaenmiestudio: